Problemas y errores [Lucy]

Finalmente llegó la noche del sábado, el día en que no me libraba de ir de discotecas ni aunque me tocase la lotería pues así se ganaba mucho mas. No estaba seguro de haber convencido a Lucy de irse de fiesta, pero al menos me dijo que se iba a quedar en el campus con sus amigas, yo me excusé con un asunto familiar y cogí la moto yéndome hacia El Templo. En la puerta me encontré con Andrew, cosa que me alegró ya que hacía unos días que no le veía y así ambos matamos el rato hasta las altas horas donde empezaba la marcha de verdad. Me despedí de él y entré localizando rápidamente a los que debía evitar y a los que debía buscar. Finalmente encontré a uno de mis escurridizos, y endeudados, clientes y fui a mantener una conversación con el no sin antes sacarlo al callejón para no llamar la atención ahí dentro. Podía ser muy simpático pero en los negocios no se juega y ahí si que cambiaba radicalmente cuando me cabreaba. Nuestro desacuerdo finalmente fue resuelto, se llevó una advertencia y yo mi dinero. Regresé entrando por la misma puerta trasera por la que acababa de salir, mientras me encendía un cigarro y saludaba a mas de uno al que conocía haciéndome paso hacia algún lateral menos concurrido de tanta gente.

Mientras me dirigía en busca de un sitio con espacio vital mínimo oí la voz de Lucy, me quedé de piedra en ese instante y paré de caminar, un poco mas y se me cae el cigarrillo de los labios, giré la cabeza mirando a todos lados buscándola, y cuando me dí por vencido creyendo que serían imaginaciones mías la oí de nuevo y giré sobre mis pasos viéndola con un tipo asqueroso pegado a ella. -¡Lucy! -mas bien fue un grito de sorpresa. Tardé dos segundos en pasar de la sorpresa y el shock al puro enfado, ese pulpo no se le quitaba de encima ni queriendo. Me acerqué a ellos y aparté al tipo de un empujón interponiendome entre ambos. -Largo de aquí antes de que me repiense el partirte la cara... -espeté mirándolo con mi mejor cara de psicopata. El tio se fue, estos eran bien simples iban a lo facil, mejor para ambos. Me giré mirando a Lucy infinidad de veces comprobando que estuviese bien, pero tuve que dejar de hacerlo al ver como iba vestida porque así no se concentraba nadie. -¿Estas bien? ¿No te ha echo nada ese cerdo, verdad? -pregunté rápidamente. Al ver como me miraba recordé nuestra no tan lejana conversación en que era el defensor de quedarse en casa antes de ir de antros, y aquí estaba, en una discoteca donde la mitad de gente que entraba me saludaba. -Mierda... -maldecí para mi mismo y me mordí el labio.

El mundo se me cayó encima en tan solo unos segundos, ¿que demonios iba a hacer ahora? había venido como cada noche convencido de que no se pasaría por aquí, había vendido demonios, llevaba dinero y mercancía encima, que de repente me pesaron como si llevase plomo en los bolsillos. -Lucy... yo... -me estrujé la cabeza en busca de una escusa rápida y que sonase mínimamente creible, pues según la cara que me ponía estaba enfadada y decepcionada despues de mi sermón. -No te he mentido... -dije sin poder mirarla a los ojos porque sabía que se me caería la cara de la verguenza por estar a punto de decir todo eso. -Estos sitios no son buenos, la gente... no te haces una mínima idea de como es la gente que domina estos sitios... -resoplé y negué con la cabeza alzando la vista para echar un vistazo a ver si venía algun cliente, no quería ver ni a mi padre en estos momentos, menos a algun imbecil. -Tu mundo es... un poquito diferente al mio, funcionamos en horarios y ambientes distintos... -confesé finalmente y me froté la frente presa de los nervios.

¿Exigente? No, no hacía falta serlo para que no me quisiera en su vida si se enteraba de cuan diferente era realmente, parecía que en cualquier momento todas mis tapaderas y mentiras iban a desmoronarse, no estaba dispuesto a que eso ocurriese y que ella me repudiase. Este era el momento oportuno para poner fin a todas mis mentiras, para alejarme de ella y dejar que volviese a empezar sin mi, antes de que todo se complicase mas. -No te haces una idea de cuan diferente es... -musité mientras me pasaba las manos por la cara, sus palabras me dejaron claro que la había dañado y mucho. Desapareció de mi vista escabullendose entre la gente, pero era obvio que no sabia donde se metía y no tenía idea de moverse en estos sitios, salí tras ella y la tomé de la mano en cuanto la alcancé. -Déjame que te saque de aquí... -dije antes de que se soltase, me pegase o algo. Me abrí paso entre la gente dirigiéndome hacia las salas privadas, obviamente ahí también me dejaron entrar tranquilamente. Busqué una donde estar solos y en cuanto fue así solté su mano agachando la cabeza. -Tenemos que hablar... -dije amargamente y resoplé.

Ahora era cuando buscaba aquellas conversaciones que tantas veces había planeado desde el día en que decidí tener esta misma con Lucy, pero todas aquellas palabras, escusas y demás que había ideado una y otra vez no me servían de nada, porque eran todo mentiras y mas mentiras. Me pasé las manos por la cara y alcé el rostro mirándola mientras cogía una bocanada de aire. -Si... hace tiempo que pasa... -dije finalmente empezando con lo que serían una sarta de mentiras, pero debía recordarme que estas eran por su verdadero bien, porque yo no era para nada ese bien y debía alejarme. -No, no puedo seguir con esto... -suspiré y me pasé una mano por el pelo, echándomelo para atrás. -No somos compatibles Lucy, creí que si, pero no lo somos... Es mejor... -dejé la frase a medias e hice una mueca de desagrado desviando la vista. -Mira no se que es lo mejor... pero se que no es esto... -nos señalé a ambos y solté un profundo suspiro. Llevaba mucho tiempo mintiendo, a mucha gente, echo que me hacía un gran mentiroso, y aunque ahora mismo estuviese sufriendo por cada una de mis propias palabras, no se me iba a notar y contaba con ello.

Empecé a andar por la habitación, porque me era imposible mirarla, al menos si pretendía seguir con mi farsa, me odiaba infinitamente por hacerle esto y no dejaba de repetirme a mi mismo que era mejor así, mejor para ella. -No puedo permitir que esto vaya a mas Lucy... -dije dándole la espalda en uno de mis innumerables paseos y me di la vuelta, entonces la vi llorar y creí morirme ahí mismo. -Lo hago por tu bien... No soy un buen tío... -me señalé poniendome un dedo en el pecho y resoplé frustrado porque esto iba de mal en peor. Me interpuse entre ella y la puerta impidiendole salir, era un idiota, tendría que haberla dejado ir, me aferraba a un clavo ardiendo. -Se que te prometí cosas... y que ahora estoy rompiendo mi promesa, pero... -no sabía como decirle esto sin revelarle el verdadero motivo por el que no podíamos estar juntos. -Mira se que crees que me conoces, pero no es así... La primera impresión es lo que me define... y soy una mala compañía... -dije con la vista clavada en el suelo. Todo esto tenía parte de verdad, pero es que era un tremendo cobarde y no iba a contarle toda la verdad, así que solo me quedaba intentar que no me odiase mucho.

No me moví ni un milímetro de donde estaba, no podía dejar que se fuese así porque en ocasiones como esas era cuando los tios se aprovechaban de la desconsolada chica y le arruinaban la vida, lo había visto demasiado y a ella no le iba a pasar, no por mi culpa. -No puedo dejarte marchar ahora... -me crucé de brazos y suspiré. -No te lo he dicho antes proque no sabía como hacerlo... ¿es que acaso te crees que pensaba que llegaríamos tan lejos? Esto se me ha ido de las manos, lo siento! -me descrucé de brazos haciendo ademanes con las manos, sin darme cuenta había alzado la voz y eso era lo que menos necesitabamos, ponernos a gritar. Cogí una bocanada de aire y la exhalé lentamente. -A quien creias conocer era solo fachada... esto es quien soy realmente... un cabrón... y siento que te hayas dado cuenta tarde... -dije amargamente e hice una mueca de asco ante toda esta situación.

Tragué saliva con dificultad, tenía un enorme nudo en la garganta, jamás pensé que pudiese dolerme tanto que me acusasen de jugar con alguien... jamás habría echo eso y menos a ella y me dolía de sobremanera que me creyese capaz de ser tan manipulador. Aunque al llamarme mentiroso tenía toda la razón y realmente no sabía si eso me jodia aun mas. -Te he mentido porque era necesario hacerlo... No tienes ni idea de lo mucho que me repudiarías si supieses la verdad! -espeté finalmente alzando de nuevo la voz. Entonces fue cuando me soltó aquella bofetada, que no me dolió ni la mitad que las palabras de después, intentaba evitar que me odiase de por vida con estas mentiras y no lo estaba consiguiendo, ¿entonces para que mentir? -No... -mascullé con algo de rabia. -¿Quieres saber la verdad? La verdad es una mierda, pero si es lo que quieres ya lo he perdido todo así que no tengo porque seguir con esta farsa... -la tomé de las manos y la llevé frente a la mesita que había en el centro. La solté y me quité la chaqueta de cuero entregándosela, la verdad era como quitarse un peso de encima, ya que ahí dentro tenía el dinero, las drogas y toda la parafernalia del traficante nocturno, por eso nadie jamás tocaba mi chaqueta. -Toma! Averigua ahora lo que tanto quieres saber... vacíala... -la solté sobre sus manos mientras la miraba, para que mentir presa del pánico y de algo de rabia porque esto me superaba.

Me quedé a una distancia prudente de ella cuando la chaqueta estuvo en su poder, pues me esperaba cualquier reacción de su parte. No aparté mi vista de ella ni un instante, esto era un absoluto suicidio y lo sabía de sobras, en cuanto encontrase lo que tenía que encontrar me odiaria de por vida, como era normal supongo. Cuando encontró el dinero ya me miró con mala cara, pero en cuanto vio las pastillas, las cuales soltó con pura repulsión, me miró totalmente alucinada, aún asi no aparte mi vista. -Tengo mis motivos para mentirte... -musité sin mucho ánimo ya y desvié mi vista de la suya ante su ultimo comentario, muy breve pero hiriente. Cuando quise detenerla ya se había ido corriendo, me guardé las cosas en la chaqueta de nuevo y me la puse saliendo de allí para buscarla. Me había prometido a mi mismo que no le ocurriria nada por estar enfadada conmigo. -¡Lucy! -la vi salir por la puerta trasera ya que estaba mas cerca que la otra, perfecto el peor sitio para salir. Me apresuré a abrirme camino y salí abriendo la puerta de sopetón, encontrándome con mas e un habitual de aquel sitio y a los cerdos de siempre que esperaban a las desconsoladas que huian por ahí, localicé a Lucy rápidamente y me acerqué a ella adelantandome a uno al que le veía las intenciones. -Lucy maldita sea, ¿quieres acabar en el jodido hospital? -la tomé del brazo pero no fui capaz de mirarla a la cara, no despues de lo de antes. -Se que crees que soy escoria, pero aquí hay tios peores que yo incluso... -la saqué de la parte trasera de la discoteca saliendo a la calle principal.

La solté en seguida en cuanto vi su claro intento de apartarse de mi lo mas lejos posible, esto era lo peor de todo lo que me había imaginado que podía pasar, me odiaba, es mas me repudiaba de una forma impresionante, no podía ni mirarme a la cara y menos aun soportaría que la tocase o la tuviese cerca, el mundo se desmoronaba a mis pies por segundos. -Joder Lucy... -me llevé las manos a la cara totalmente frustrado, a este paso iba a desquiciarme. Ahora que ella lo sabía todo y encima creía que la habia estado manipulando no tenía nada que hacer, estaba totalmente solo. En un ataque de frustración y desquicie de los mios le arreé un puñetazo a la pared que tenía al lado, mala idea pues obviamente casi me rompo la mano. -Me cago en... -maldecí todo lo habido y por haber mientras sacudía la mano, en ese gesto estupido de intentar que me doliese menos. -Esperate un momento quieres? Porque no no quiero que te pase nada, que me odies y me aborrezcas no implica que sienta lo mismo... -me mordí el labio y cerré los ojos por el dolor de la mano y volví a maldecir entre murmuros. Alcé la otra mano saludando a uno de los porteros que andaban no muy lejos, el cual me vio, le hice señas para darle a entender que necesitaba un taxi, era simple si llamaba un portero de discoteca a por un taxi le daban mas preferencia que si era un tio de la calle.

Resoplé e hice una mueca cuando tomó mi brazo para examinar mi mano, por un instante tuve la sensación de que realmente le importaba algo que me hiciese daño o no, pero luego regresé a la realidad, la gente que estudiaba enfermería era porque quería ayudar a los demás, aunque fuesen escoria. -¿Mas de lo que duele ya? Perfecto... -murmuré haciendo otra mueca de desagrado y dolor mezclados cuando me soltó la mano y me dio la espalda. De verdad parecía odiarme mucho, muchísimo, pero no esperaba que de verdad desease largarse tan lejos de mi como para decir aquello. -¿Como? Es que... ¿Vas a irte? -pregunté angustiado, no no podía irse, acabaría conmigo si lo hacía, necesitaba verla... por enfermizo que sonase no podía vivir lejos de ella.

Si hacía solo un instante estaba cabreado con el mundo entero y ansioso por intentar arreglar esto, ahora simplemente había caido en el desánimo total, estaba apático y sin ganas de seguir con todo esto, me estaba torturando a mi mismo siguiendo esta conversación eso estaba claro. En aquel instante me cerré en mi mismo, como nunca antes había echo, pero no podía mas. -Vale... veo que ya está todo dicho... -dije con frialdad y recosté mi espalda contra la pared de la calle mirándola amargamente. -No te olvides de avisar a Thomas, seguro que se ofrece a acompañarte a Londres... -espeté de mala gana. Perfecto ya estaba en el estado de borde sin remedio, negué con la cabeza y desvié mi vista mientras metía la mano en el bolsillo interior de la chaqueta, llegados a este punto iba a necesitar una ayudita para poder seguir en pie toda la noche.

Desvié la vista de ella centrandome en encontrar las dichosas pastillas que hacía minutos yo mismo me había guardado y ahora no encontraba, sería la ansiedad o no se el que, pero todo me salia torcido. -Siento que me quisieras... -dije en un tono cargado de amargura. La verdad es que el deseo de conseguir que se quedase a mi lado había pasado a querer que de verdad me odiase, que se olvidase de mi y fuese feliz, ya que empezaba a ser mas que obvio que yo no podria conseguir hacerla feliz. -Ya verás como lograras olvidarme... soy facil de detestar... -mascullé de mala gana. La seguí con la mirada cuando subió al taxi. -Espero que encuentres a alguien mejor... -musité por lo bajo. -Que te vaya bien Lucy... -dije a modo de despedida y me separé de la pared mientras sacaba las dichosas pastillas desesperadamente, tal vez con suerte me diese algo y se me olvidase esta noche, eché a caminar dando la espalda al taxi y me tomé un par, decidido a seguir la noche como fuese, si no terminaria hundido en mi miseria.